El actual panorama mundial coloca a las PYMES en un desafío para mantener sanas sus finanzas.
Las finanzas de una PYME se manejan siempre de manera muy práctica y si logra optimizar de manera eficiente sus recursos, los resultados a corto, mediano y largo plazo serán los mejores.
Basta con equilibrar los ingresos y egresos, ver si queda un residual para invertirlo en el crecimiento o de lo contrario si el balance es negativo buscar nuevas fuentes de ingresos o un nuevo modelo de negocios.
Algunas consideran que tienen finanzas sanas porque producen cierta utilidad que puede ser del 10%, capital de trabajo que le permite operar e invertir, mantiene cierto nivel de endeudamiento, pero cuenta con rotación de inventarios que le permite cierto crecimiento en ventas.
Sin embargo, al considerar que sus finanzas son sanas, inician agregando a su flujo de dinero, todos los ingresos familiares por diferentes conceptos como sueldos, honorarios, rentas, intereses, dividendos, etc. y apuntando todos los gastos del mes en alimentación, vestido, vivienda, servicios públicos, educación, etc., para ver si alcanza con lo que se tienen de ingresos.
Pocos negocios tienen la visión de guardar reservas para contingencias como la que actualmente vivimos, aumentando sus posibilidades de salir adelante y menos dañadas de una crisis.
El problema mayor empieza cuando este orden se interrumpe con la práctica muy común de algunas empresas de no respetar su independencia e iniciar a pagar gastos e inclusive hacer inversiones que no son de la empresa, por ejemplo, viajes familiares, gastos personales de mantenimiento de automóviles, compras de autos o propiedades para la familia, etc., generando problemas de liquidez a la empresa e impidiéndole cumplir con sus obligaciones actuales y futuras, lo que provoca que se detenga su crecimiento e inicie con problemas de liquidez.
Cuidar la salud financiera de una PYME consiste en respetar las reglas básicas de orden y buenas prácticas, es decir, el flujo de dinero es de la empresa, no debe ser de la familia, ya que ésta sólo debe recibir la parte justa de los rendimientos de su inversión, participando de manera dinámica y generando información de calidad, clara y confiable.